Al entrar en la clase de música de Katelyn Roberts en Eagle Crest Elementary, el sonido de los ukeleles y las voces de los niños cantando en armonía llenan el aire. La sala está llena de la energía de los alumnos que descubren la alegría de la música. Roberts, graduada de las escuelas St. Vrain Valley, ahora enseña en el distrito que una vez alimentó su pasión por la música.

Para Roberts, la enseñanza es una vocación moldeada por sus propias experiencias personales. «No me di cuenta de lo rica que había sido mi educación musical hasta que reflexioné sobre ello mientras estaba en la universidad», afirma. «Al crecer rodeada de música, con padres que me apoyaban y profesores que me inspiraban, me sentí atraída de forma natural por el campo de la educación musical». Su trayectoria en St. Vrain la llevó de graduarse en Skyline High dar clases en Prairie Ridge Elementary y, ahora, a Eagle Crest, donde ha establecido fuertes vínculos con la comunidad.

El enfoque pedagógico de Roberts se basa en el método Kodály, que hace hincapié en el aprendizaje a través del canto, el movimiento y el solfeo, una forma de enseñar a cantar utilizando sílabas especiales para cada nota. «Menos hablar y más hacer», dice con una sonrisa, animando a sus alumnos a participar en la música de forma práctica. Cada lección se planifica cuidadosamente para que la música sea accesible y agradable para todos.

Entre los programas que más entusiasman a Roberts se encuentra el primer Baile Folklórico de Eagle Crest, una clase de baile dirigida por miembros de la comunidad que celebra la diversidad cultural de las familias de la escuela. «El baile crea un sentido de pertenencia», afirma Roberts. «Destaca la importancia de la conexión cultural, especialmente para los estudiantes cuya lengua principal en casa es el español».

Además de fomentar el espíritu comunitario, Roberts dirige Eagle Crest Ringers, el primer coro de campanas de mano del distrito. Recientemente destacado en la revista Overtones, el conjunto se reúne todos los jueves por la mañana con 23 estudiantes que llegan temprano para hacer música juntos. Roberts también se enorgullece de llevar cada año a los estudiantes al prestigioso Coro Estatal de Primaria de Colorado, donde tienen la oportunidad de cantar con compañeros de todo el estado.

Roberts comprende de primera mano el poder de la música para transformar vidas. Después de que un episodio neurológico en 2020 la dejara temporalmente incapaz de caminar o hablar correctamente, la música desempeñó un papel fundamental en su recuperación. «Cantar me ayudó a mejorar mi fluidez y tocar instrumentos me ayudó a recuperar la coordinación», afirma. Su experiencia no ha hecho más que reforzar su convicción sobre los beneficios de la educación musical, no solo para el crecimiento académico, sino también para la resiliencia personal.

De cara al futuro, Roberts espera que todos los alumnos de su clase encuentren alegría y conexión a través de la música. «Mi objetivo es asegurarme de que todos los niños, independientemente de cómo sean, tengan acceso a esa magia», afirma.